martes, 23 de diciembre de 2008

¿Crees que es teatro esto que te cuento? 6. El Claustro de profesores no despistados

(Claustros clónicos de profesores de varios institutos de educación secundaria de Mallorca. Mes de noviembre de 2008. Claustros mudos con cada vez más participación de los sin palabras. Los directores de los centros proceden, en el turno de Ruegos y Preguntas, a leer una carta del STEI, sindicato de profesores mayoritario en Baleares, que pertenece al tipo de repartidor de dogmas)

DIRECTOR.- El STEI manda la siguiente carta a los claustros de toda Baleares para que se pronuncien sobre su contenido. Contiene tres puntos. Primer punto: apoyar que los partidos políticos de Baleares defiendan una financiación autónoma basada en el criterio de población de las comunidades autónomas. Segundo...
UN PROFESOR DESPISTADO.- Perdón, pero esto es un claustro de profesores y este punto es totalmente ajeno a la competencia de un claustro.
DIRECTOR.- Bueno, el STEI lo ha dirigido al claustro y me limito a trasladarlo al claustro.
EL PROFESOR DESPISTADO.- ¿Podría un claustro hablar también, por ejemplo, de la reforma de la ley electoral, asunto mucho más importante, a mi juicio, o de la necesidad de instaurar la República? Bastará con dirigir estas preguntas al claustro y ya está, el claustro lo discutirá... ¿No sería un disparate?
DIRECTOR.- Sigo con la lectura. Punto segundo...

(Se lee el resto de la carta. Sólo el punto tercero tiene que ver con educación, aunque con política educativa presupuestaria, cuya competencia es del parlamento autonómico: la exigencia de aumentar el porcentaje de inversión en educación)

DIRECTOR.- (Una vez leído el texto). ¿Se vota? ¿A favor...?
CLAUSTRO DE PROFESORES.- (Con la cabeza baja, como amochando, a una, alza ligeramente los hombros y los baja)
DIRECTOR.- ¿En contra?
EL PROFESOR DESPISTADO.- (Alza la mano)
DIRECTOR.- Aprobado. Se apoya la carta del STEI.

(Finaliza el claustro. Profesores no despistados, se dirigen raudos a sus destinos familiares. El profesor despistado habla con algún compañero no despistado)

EL PROFESOR DESPISTADO.- ¿Es normal esto? ¿Votar sobre el criterio de población para la financiación de las comunidades autónomas?
EL PROFESOR NO DESPISTADO.- Hombre, cuando lo dijiste, pensé, pues tiene razón, no había caído en la cuenta... Pero, va... entrar en debate sobre eso... hay que comer... es tarde...

viernes, 19 de diciembre de 2008

El STEI o el sectarismo del parásito educativo. 2

Una vez más, el sindicato educativo demuestra su alergia a los conceptos de competitividad, eficiencia y competencia. Bajo el supuesto de que el dinero público debe gastarse en educación al margen de los resultados, hasta el punto de adquirir dimensiones de verdadero “agujero negro”, se huye de todo análisis que implique una valoración de la eficacia del sistema. Es la mejor forma de reivindicar bulímicamente más y más gasto, pues si se descubriese que la falla principal no es la económica, caería también por su propio peso que los planteamientos de ese sindicato no sirven para mejorar las cosas.

Que en la evaluación por sí sola del trabajo de los docentes no radican los principales males del sistema educativo español, es una afirmación razonable. Pero que quien hace 20 años que no ejerce la docencia real en las aulas por ser liberado sindical, después de ejercer solamente durante 4, se dirija despectivamente a un profesional serio y competente que exponía recientemente en Diario de Mallorca los argumentos por los que consideraba positiva dicha evaluación, tiene guasa. Cabría dudar del conocimiento de la realidad que tiene el primero por comparación con el segundo.

Si como dice nuestro aguerrido líder sindical, los enseñantes ya han pasado muchos exámenes para llegar a serlo, no parece grave pasar por otro. Ahora bien , y este es el quid de la cuestión, los criterios deberían medir realmente la capacidad de enseñar de los docentes. Si se trata de insistir en la pantomima burocrática a la que la Conselleria de Educación nos tiene acostumbrados, o se debe pactar con el STEI cómo realizar dicha evaluación, nos tememos lo peor: una campaña de fiscalización ideológica en la que cuenta más la práctica del “ball de bot” o un cursillo del CEP sobre “els perills del casino capitalista neoliberal” que un doctorado en cualquier ciencia. Mejor no seguir dando ideas. Podrían entusiasmar a quien dirige la Conselleria.

lunes, 8 de diciembre de 2008

Los intelectuales y la política

Todavía se recuerda con hilaridad la intervención de Joana LLuïsa Mascaró en la conferencia sobre “Intelectualidad y política” en la Fundación Miró el pasado 30 de octubre.

La Consellera del Consell de Mallorca abrió el acto para afirmar que para documentarse sobre el tema había tenido que consultar en google. Sus pesquisas dieron poco resultado: sólo había encontrado un artículo con ese título, dio importancia a que había sido escrito por una mujer, y el conocido j’accuse de Zola, famoso alegato en defensa del capitán Dreyfus. Curioso bagaje para tratarse de la Consellera insular de Cultura, que no dio muestras de comprender realmente de qué se trataba el asunto. No hubiera estado mal que se hubiera explicado que es un ejemplo de cómo el nacionalismo furibundo, en este caso el francés, es capaz de pisotear los derechos y de acusar injustamente a un hombre. De cómo puede conducir a la xenofobia y al racismo, pues Dreyfus fue acusado sin pruebas de espionaje y cerca estuvo de ser ejecutado, por el mero hecho de ser judío… Y una de las pruebas que se barajaron en su contra es que hablaba varios idiomas. ¿Qué debe opinar una política del PSM sobre estos temas?

Cabe preguntarse si alguna de las autoridades presentes en la sala (como Francina Armengol o Bárbara Galmés) se sintieron aludidas cuando los dos conferenciantes, Ramón Aguiló y José Carlos Llop, dejaron caer algunas grandes frases de conocidos autores como Orwell, Ortega y Gasset, Steiner, Mann… “Huyamos de la nefasta tentación de gobernar a partir de los sentimientos” o “nada más peligroso que la voluntad de cambiar la sociedad de un político con ínfulas morales”, fueron de las más destacables. A eso se le llama dar en la diana.

Definitivamente, intelectualidad y política nunca habían estado tan alejados como en la actual política balear, pues cuando nuestros políticos hablan de temas culturales, tienen una creciente tendencia a hablar de una cultura en pequeño, confundiendo cercanía con calidad.