viernes, 25 de junio de 2010

Lo que importa es lo que nos separa

En la Iglesia mallorquina también cuecen habas. El otro día dimitió un importante canónigo de Palma, y un afamado periodista local le hizo una entrevista sin desperdicio para Diario de Mallorca. En ella, Joan Darder reprochaba al obispo Jesús Murgui, valenciano, no haber aprendido mallorquín:
–¿Es Jesús Murgui el obispo adecuado para Mallorca?
–Si él mismo dice que no nos entiende, ¿a ti qué te parece? Es el obispo de Mallorca, no de Valencia. Nosotros no cambiaremos de lengua ni de costumbres.
[...]
–Se irá casi sin haber llegado.
–En seis años, el obispo ha tenido oportunidad para entendernos, pero sigue hablando valenciano, en lugar de catalán de Mallorca. Es una indelicadeza. En Perú, yo hice el esfuerzo de adaptarme al acento local.

Es fácil imaginarlos concelebrando:
Bisbe Murgui: -...Preneu i beveu-ne tots, que aquest és el calze de la meva...
Mossèn Darder: -Que te dic que és "sa meva", cagondena!!! A veure si feim servir s'article salat d'una punyetera vegada! Que ja fa sis anys que ets bisbe, carai!
BM: -Xe, Juanito, no te molestis per tan poca cosa...
MD: -I no me diguis pus Juanito, vatuadell, que jo nom Joan aquí i a sa Xina Popular!!!
BM: -Pus? I això què vol dir?
MD: -...Més!!
BM: -Però no deies que a Perú et vares adaptar a l'accent local...? També et deien Joan?
MD: -No. Per delicadesa però. I no canvïis de tema!
Un feligrès: -No és es primer pic que en Darder s'emprenya amb so senyor bisbe...
Un altre: -Siempre andan igual.
BM: -Què diuen ara aquests? Que no ho entenc...
MD: -Diuen que no és sa primera vegada que m'emprenyes, banastra.
BM: -Quina cosa és banastra?
MD: -Pare dilectíssim.
BM: -Ah! Bé, prosseguim: el calze de la meva sang...
MD: -(Ets articles, ets articles...!!!)
Es primer feligrès: -Te'n recordes quan sa missa era en llatí?
Un tercer: -Quins temps aquells!

Uno cree que, dado que Murgui habla valenciano y Darder mallorquín, que son modalidades muy próximas, podían haber hecho un esfuerzo. Pero se me ocurre también, como al paciente feligrés de la fábula, que podían haber empleado el latín -se les supone duchos- para entenderse en una lengua que ambos dominasen por igual. O, mejor aún, el cabildo palmesano podía haber contratado un servicio de pinganillos valenciano-mallorquín para sus sesiones... Todo antes que emplear la única lengua que comparten con el cien por cien de su rebaño...