La primera de las fuerzas que mueven el
mundo es la mentira, dijo el maestro Revel.
Con potentes dosis de sentimentalismo se elaboran productos expresamente
cocinados para espectadores poco perspicaces. Como resultado, la realidad es
deformada hasta confundirla con los propios delirios. Porque a juzgar por el
vídeo elaborado en el IES Son Pacs,
nada en la realidad educativa española necesita de modificación alguna, de ahí
el inmovilismo férreo con el que docentes y padres atolondrados defienden el
status quo contra la LOMCE,
cuyos aspectos relevantes ni siquiera insinúan. Claro es que para ello hay que
invertir el sentido de las palabras y ponerse de espaldas a los hechos. Se
ignoran los datos de fracaso escolar tras 22 años de marco LOGSE-LOE, se lanzan
cortinas de humo identitarias, se llama “libertad” a la imposición de una sola
lengua vehicular, se da a entender que la educación debe ignorar criterios de
mínima eficacia económica en un país arruinado, y se reduce el problema a un interés
corporativo en defensa de la importancia de una materia u otra. Por no mencionar
que se concibe la libertad de expresión -o
de cátedra-, a valerse de las aulas
para politizar el ambiente entre menores de edad, utilizando las instalaciones
y medios públicos con fines particulares. La cuestión central es que los principios y
valores que se invocan requieren un comportamiento inverso al que manifiestan:
no tanto enunciar apasionadamente valores que nadie cuestiona, desde la
autocomplacencia bienintencionada, sino darles contenido ilustrado, a no ser
que se trate de disfrazar que lo que realmente les moviliza es que a nadie le gusta verse perjudicado en el bolsillo.