La reciente visita del Papa Benedicto XVI, invita a comentar la situación de la asignatura de Religión en la enseñanza pública en general, y como es habitual en “la manca d’educació”, correr la cortina que oculta una realidad poco conocida.
En líneas generales, el colectivo de profesores de religión ha convertido su asignatura en algo totalmente irrelevante. Y no sólo para quienes profesen una sincera fe, sino también para quienes desde una postura agnóstica, como la de quien esto escribe, consideren que la religión es un fenómeno sumamente interesante como objeto de estudio. Perfectamente alineados con el marco LOGSE-LOE, los profesores de religión han renunciado a dar verdadero contenido intelectual a su materia. Apenas se enseña Historia Sagrada, no se leen ni interpretan pasajes significativos de la Biblia u otros textos, y en vez de fomentar una verdadera cultura religiosa, que podría tener una gran riqueza multidisciplinar, se dedica el tiempo a repetir las mismas consignas que se repiten desde muchas instancias, de claro sesgo político y económico. Cuando no se dibujan mandalas, se organizan formas de recolectar dinero para empresas solidarias que comprometen al resto de profesores, alumnos e incluso padres; o se divulga un sentimentalismo sin cerebro, totalmente alejado de la realidad de las leyes de la economía, basado en consignas de utópico ensueño que igualan al profesor de religión con los chiquillos “indignados” que aspiran a revolucionar la sociedad sin saber que sus propuestas han fracasado estrepitosamente donde se han aplicado, y han creado más pobreza todavía.
Se equivocan los movimientos que piden la plena laicidad de la educación al proponer que desaparezca la Religión del currículum, incluso como optativa, porque la verdad es que su mejor aliado, con el que lo comparten todo excepto lo relativo a los contenidos de la fe, son los mismos profesores de religión.
Sin duda es un serio handicap tener alumnos cuando estos eligen entre una hora de Estudio Asistido y Religión. Pero dado que la optatividad implica serias limitaciones, la forma de dignificar la materia es la seriedad, la enseñanza y la competitividad. Es decir, el trabajo bien hecho. No es esta la opción de un colectivo que se ha acomodado a la mediocridad medioambiental como modus vivendi.
2 comentarios:
Yo quiero que mis hijos den Religión. Es difícil entender la historia sin saber nada de religión. Pero, en el caso de mi hijo, la clase de Religión se ha convertido en otra clase de catalán y de inculcar las ideas que a la profesora le apetece.
Todo esto es culpa de la asignatura de alternativa que, al menos en mi comunidad, es la otra opción a elegir. Creo que todo esto se arreglaría si por ley la asignatura de religión tuviera exámenes obligatorios y contara para la media después, en selectividad. Alternativa podría sustituirse por una especie de Historia de las Religiones o similar, también con exámenes y que cuente para la media, porque es otro pitorreo igual que religión: todos los alumnos la pasan en el patio o en la calle.
Así solo se consigue una enorme ignorancia religiosa que lleva al odio de lo que no se conoce.
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