Es destacable –y lamentable- la ignorancia habitual de los docentes en materias relativas a la economía. Su posicionamiento, sesgado ideológicamente, consiste en dar la espalda a la realidad, ya que, al margen de la gravedad de la situación general, y sin apenas analizar los motivos que han conducido a la nación a la bancarrota, lo único que parece importarles, es cobrar cada mes. Tan dominante es el poder de la propaganda y la ideología entre quienes supuestamente deberían ser capaces de superarla, que cualquier medida de racionalización en la administración de unos recursos escasos, es identificada con un “perverso neoliberalismo”, del que abominan sin saber en qué consiste. Una estúpida y despectiva sonrisita recaerá sobre quien ose discrepar de los preceptos intelectuales que circunscriben su mundo a la tertulia en la sala de profesores. Y así, el docente simula ser un profundo “humanista”, moralmente superior, sin percatarse de la tremenda contradicción en que se basa su ignorancia: no se puede disfrutar de unos bienes como funcionario, al mismo tiempo que rechazas el sistema de incentivos que activa la economía y crea la riqueza que la administración distribuye a posteriori. Al igual que los sindicatos educativos, el docente prefiere no tener en cuenta el problema de la deuda pública, del déficit, de los costes, del paro, para pedir más inversión en educación, al margen de los resultados que arroja, y arrimar así el ascua a su sardina. Como trasfondo, el silencio infausto de los Departamentos de Administración y Economía en los institutos de secundaria… ¿Están ahí? ¿Tienen alguna enseñanza que impartir a juzgar por cómo están las cosas?
2 comentarios:
No puedo estar más en desacuerdo con su opinión. El colectivo docente es un colectivo que ha sufrido en sus carnes las vejaciones de las distintas administraciones de las cuales ha dependido. Año tras año ha soportado de forma estoica la disminución de poder adquisitivo, llegando en la actualidad a ser superior al 40%. Hemos sufrido una reducción del 5% y una congelación salarial (como el resto de funcionarios) y no hemos movido una ceja. Ya esta bien de echar la culpa de muchas de las cosas a los docentes, cuando estamos cobrando sueldos muy inferiores a los que cobraríamos en la empresa privada (ingenieros, médicos, arquitectos, físicos, etc). Siempre se comenta las ventajas que tiene el funcionario, ¿pero es que el docente es igual?, ¿cuantos años puede estar un profesor en expectativa de destino?, moviéndose de acá para halla con un sueldo de miseria. Puede ser que haya un colectivo de docentes que piense como Vds. dicen, pero estoy seguro que el sector que piensa en lo contrario es mucho más amplio y como cualquier persona creé que si se les pide apretarse el cinturón, se lo apretarán, pero si después ese dinero se dilapida con la otra mano, como cualquier hijo de vecino, montaremos en cólera.
En respuesta al comentario anterior, comparto que los docentes no son la causa de la crisis ni del derroche. Pero lo dicho en la entrada responde a una realidad, ya que si de parte importante de los docentes en conjunto dependiera, la inversión en educación crecería exponencialmente al margen de cualquier otra consideración. Nunca bastaría. Y quien aspire a supuestos sueldos de empresa privada, que dé el paso y se la juegue. Lo que no puede ocurrir es que los funcionarios en general, sean inmunes a la crisis.
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