Una reacción desquiciada es una revelación
muy aclaratoria. Por el tono y el contenido de la carta publicada en Diario
de Mallorca -que reproducimos a continuación- nuestros lectores podrán
constatar cómo conciben algunos docentes su profesión. Ante la simple advertencia
de que sus funciones no incluyen la introducción del debate político diario en las
aulas con el fin de indoctrinar o divulgar entre menores de edad sus convicciones
particulares, un profesor de un conocido colegio de Palma, monta en cólera. No
parece que el Sr. Roca distinga entre
opinar
sobre aspectos relativos a la materia que imparte, o sobre cuestiones didácticas
que dependen de su profesionalidad, de afirmar que exista
una conspiración que desapareció hace siglos. Vean si no el victimismo paranoide y lo anticuado del imaginario de un docente cuyos alumnos recuerdan por
dar las clases de Lengua y Literatura Castellana de 2º de Bachillerato exclusivamente en catalán.
Puede estar tranquilo el Sr Roca: peor para la educación que los recortes, es que nadie se molestará en impedir que convierta sus clases en un emocional toque de
fanfarria .
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