Hay un punto en el que la reiteración de
conductas supuestamente ejemplarizantes resultan risibles. Desde finales del
curso pasado, un número importante de profesores luce en público -y en las
aulas- distintivos sobre su posicionamiento ideológico. Una camiseta verde cada
miércoles indica que se rechazan los recortes en gasto educativo. Pese a que la
libertad de elección lingüística sigue siendo una quimera eternamente
postergada, hay docentes que llevan además lacitos con la bandera catalana, que
en algún caso se ha convertido –a medida que llegaban las lluvias de otoño- en
verdaderos lazotes que parecen cuerdas colgantes.
La huelga
general de día 14 ha
brindado la oportunidad de añadir otro ejemplo más de infantilismo etiquetista: algunos directores de
centro, junto con miembros de sus equipos directivos, han querido demostrar que
apoyaban la huelga sin poder hacerla, portando una ostentosa etiqueta en el
pecho que decía “serveis mínims”; una forma de mostrar en público que se está
con los huelguistas, sin estarlo efectivamente por cumplir con los servicios
mínimos. Poco a poco, algunos docentes acumularán más insignias que medallas los
mariscales de campo. Cómico, pero cierto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario