De bien documentada y razonada se podría calificar la conferencia que dio Félix Pons el pasado 22 de abril en el Club Diario de Mallorca en defensa de la nueva asignatura “Educación para la Ciudadanía”. Sin duda se trata de un socialista atípico: es culto, parte de lecturas actualizadas y, al contrario que las principales figuras de su partido, no sólo inventa la existencia de enemigos extremistas para ganarse al público más simple, sino que tiene ideas.
Calificó de muy urgente la oportunidad de implantar esta signatura. Justificó la necesidad de recordar y defender el espíritu de la Ilustración, pues dota al sujeto de autonomía para decidir su destino frente a la tradicional heteronomía, que le fijaba designios y fines independientes de su voluntad. Precisamente, la presencia de tendencias antiliberales y antiilustradas es la principal debilidad estructural de la democracia, por lo que hizo hincapié en la necesidad de esta asignatura.
Sin embargo, añadió valoraciones negativas sobre la sociedad actual afectada según Félix Pons por un “individualismo patológico”. Una persona de su talla no puede ignorar que el uso demagógico de tal argumento está presente en todas la tendencias colectivistas que abren la veda para, en nombre de entidades generales, culturales e identitarias, recortar si no pisotear derechos y libertades individuales. Añadió, que el consenso constitucional, por provenir España de una dictadura, no invocó derechos colectivos sino individuales, lo cual le parece hoy en día “en declive y revisable…” Y si bien matizó que se trata de armonizar los intereses individuales en beneficio del conjunto de la sociedad, le recordamos desde La manca d’Educació que los estatutos de autonomía adolecen precisamente de todo lo contrario. ¿No le parecen también revisables en nombre de la autonomía individual, fundamento de la democracia que dice defender?
Cuidado, Sr. Pons. No reconocer que la libertad debe primar como principio ético fundamental en las sociedades abiertas y extensas, ha producido retrocesos graves en las conquistas de la modernidad. Ignorar ese axioma puede convertir la asignatura de sus amores en lo contrario de lo que se espera de la misma.
Por otra parte, recordemos que las iniciativas interesadas de los individuos producen, como consecuencia no intencionada, efectos beneficiosos para la colectividad. Comprendemos, no obstante, que a los socialistas no les conviene darse por enterados de algo tan evidente.
2 comentarios:
Muy bueno este artículo, da en el clavo con el nudo del problema.
Creo, y en esto disiento del artículo, que nuestra actual sociedad es profundamente individualista. El hecho de que iniciativas movidas por el interés individual puedan tener consecuuencia favorables para la colectividad es accesorio. Lo fundamental es compensar ese exceso de individualismo con perspectivas más solidarias y volcadas hacia el conjunto de la sociedad.
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