(Salida del colegio de primaria. Madre e hijo, de 8 años, caminan hacia su casa. La madre pregunta a su hijo cómo van las cosas en clase, con sus compañeros, con la profesora. Bien, todo bien. Trabaja mucho, estudia mucho. Se comparten las cosas; hay algunos compañero que se pelean, pero él y la mayoría no, son buenos; han aprendido que no hay ensuciar el planeta; han aprendido que hay mucha hambre en países pobres porque los países ricos no ayudan; han aprendido que no hay comercio justo y que hay que hacer comercio justo; ah, y ¡que hay que respetar los pactos!)
MADRE.- Claro que sí, hijo, hay que respetar los pactos. Eso me gusta, que os enseñen formalidad.
HIJO DE 8 AÑOS.- Pues Pepito ha roto el pacto.
MADRE.- Muy mal hecho. Los pactos no se rompen.
HIJO DE 8 AÑOS.- Y la maestra se ha enfadado y le ha regañado por romper el pacto.
MADRE.-Muy bien hecho.
HIJO DE 8 AÑOS.- Y nos lo ha dicho a todos los de la clase, que Pepito ha roto el pacto y que los pactos no se rompen, por lo que el pacto hay que cumplirlo. Que hay que ser bueno, muy bueno, una persona íntegra. Como Dios manda. Y Pepito ha llorado. Es que Pepito ha sido malo, ha roto el pacto.
MADRE.- ¿Era un pacto muy importante?
HIJO DE 8 AÑOS.- Un pacto, no, ¡el pacto!. Importantísimo.
MADRE.- ¿Importantísimo? ¿Y con quién, con un compañero?
HIJO DE 8 AÑOS.- Oh, no, el pacto lo era con toda la clase y con la maestra.
MADRE.- Entonces sí que es importante. ¿Y qué pacto es?
HIJO DE 8 AÑOS.- El pacto es que, además de en clase, todos nosotros hemos de hablar catalán entre nosotros, en los pasillos, en el patio.
MADRE.- ¿Ése es el pacto?
HIJO DE 8 AÑOS.- Sí. La maestra nos dijo un día, a principios de curso, vamos a hacer un pacto. Yo no sabía qué era un pacto, pero dije que sí. Y los demás. Y la maestra dijo, pues bien, a cumplir el pacto. Y al que no cumpla el pacto me lo decís, fulanito no ha cumplido el acto. Y entre todos se lo decimos, que no hay que romper el pacto, que hay que ser bueno.
MADRE.- Y Pepito ¿sabía lo que era un pacto?
HIJO DE 8 AÑOS.- Es más tonto que yo, por lo que tampoco lo sabe, seguro.
MADRE.- Y ¿los demás?
HIJO DE 8 AÑOS.- Tampoco. Yo soy el más listo de la clase.
MADRE.- ¿Y tú has roto el pacto alguna vez?
HIJO DE 8 AÑOS.- Yo no, nunca.
MADRE.- ¿Y conmigo no estás rompiendo el pacto?
HIJO DE 8 AÑOS.- No, todavía no. El pacto este año sólo es para dentro del colegio. La maestra nos ha dicho que más adelante el pacto igual lo llevamos fuera del colegio.
MADRE.- Oye, criatura, que sólo tienes 8 años.
HIJO DE 8 AÑOS.- Mamá, yo ya soy mayor.
MADRE.- Mira que te doy un cachete. A mí no me hables así. Mañana mismo rompes el pacto, ¿me has entendido? Los pactos, en todo caso conmigo y con tu padre, ¿entendido?
HIJO DE 8 AÑOS.- Mamáaa. Los pactos no se rompen.
MADRE.- Mira, mira, queee...
FIN
No hay comentarios:
Publicar un comentario