Decía Josep Pla, en su agudeza no exenta de ironía, que “quien sigue leyendo novelas más allá de los 35 años, es un cretino”.
Viene a cuento recordar al maestro, al leer en EL Mundo (24 de abril) las preferencias literarias de algunas personalidades de la política balear, interrogadas al respecto el Día del Libro –perdón, queremos decir de Sant Jordi-.
La Consejera de Educación de Baleares, alaba la conocida novela “Últimas tardes con Teresa”, del recientemente galardonado con el Premio Cervantes, Juan Marsé. Nos alegramos de coincidir en la valoración elogiosa que hace de esta obra. Sin embargo, nos preguntamos qué opinión le merece que Juan Marsé fuera excluido por el gobierno catalán de la promoción de la literatura catalana en Alemania por escribir en castellano, o qué valoración le merece el Pijoaparte como personaje, un pobre chaval del humilde barrio del Monte Carmelo, que intenta escapar a la condición social de charnego, con la que los nacionalistas catalanes con quienes comparte tantas cosas la Sra. Galmés, discriminan a los inmigrantes que hablan en español. Por cierto, casualidad sangrante, el nombre de Cervantes ha vuelto a tener eco en Baleares en las últimas fechas, pues es el nombre de la escuela pública de Ibiza en la que se impide a un niño disléxico examinarse en castellano. Es pública y notoria la posición de Bárbara Galmés al respecto, que simplemente niega que haya imposición al mismo tiempo que la practica, pues ella es la máxima responsable de la expulsión del castellano de las aulas de Baleares. Nos parece desconcertante que esta señora, socialista y de izquierdas ella, luche denodadamente contra la lengua común de los españoles desde su cargo como Consejera de Educación, al mismo tiempo que dice leer en casa con sus hijas una novela escrita en esa lengua molesta e imperialista en la que escriben los galardonados con el Premio Cervantes, el Nobel de la literatura en castellano.
También es muy ilustrativa la obra que destaca la Concejala de Cultura del Ayuntamiento de Palma, Nanda Ramón. Se trata del ensayo “La nació i la mort”, de la historiadora israelí Idith Zertal, que analiza el uso y abuso político omnipresente en Israel del holocausto sufrido por el pueblo judío a manos de los nazis. Siempre con el objeto de alimentar el nacionalismo judío y de dar cobertura moral al sionismo, se alude a ese doloroso episodio de la historia para justificar las acciones militares de Israel contra árabes y palestinos. Nos preguntamos si la Sra. Ramón ha disfrutado de la lectura de este libro por demostrar el victimismo del gobierno israelita, o porque comparte e imita esa forma de arropar decisiones difícilmente justificables, extrapolándolo al contexto balear. Al fin y al cabo…¿De qué otra cosa sobrevive el nacionalismo catalanista de esta buena señora si no es de un victimismo insaciable a pesar de las subvenciones que recibe?
Aina Calvo (alcaldesa de Palma), recomienda una novela que… en fin, recordemos a Pla.
Cosme Bonet, disfrutó con “Yo, Claudio”… ¿Lee habitualmente?.
Biel Barceló y Rosa Estarás, en la línea del maestro Pla.
Francesc Fiol selecciona también una novela. Lo sorprendente es que confiesa detestar el libro de Martin Amis “Koba el Temible”. Nos parece una discutible valoración de un ensayo sobre Stalin, en el que el autor descubre la diferencia entre la admiración que despertaba Koba (apodo de juventud de Stalin) entre los amigos de su padre, y la realidad que descubrió cuando estudió los méritos del personaje. En definitiva, es una reflexión sobre la diferencia entre la propaganda y la realidad. Tal vez sea eso lo que más duele a los políticos de Baleares.
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